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Se usan unos minutos, y tardan hasta 500 años en degradarse.
En casa tenemos estas cañitas de acero inoxidable, y este cepillo que te sirve para poder fregarlas.
Y claro, ¿dónde las metía para llevarlas en el bolso? Mi hermana la apañada salió en mi ayuda, y me fabricó esta maravillosa funda, por supuesto, con restos de tela.

Como ves, también llevo unas cucharitas de bambú. Son desechables, pero yo me las guardé cuando fuimos a Biocultura (en Marzo de 2019), y todavía las usamos.
Las cañitas, y su limpiador, son de, ¿adivinas? Siiiií, El Jarrillo Lata.

Si quieres saber más sobre las cañitas y su impacto en el medio ambiente, lee este artículo de Greenpeace.