¡Tu carrito está actualmente vacío!
Cada vez que mi hijo me dice, “mamaaaaá”, con tono meloso, se que me va a meter en alguna historia. Y claro, yo entro al trapo siempre. Es que no puedo resistirme.
Él tenía una mochilita (o talega, como la llames), de publicidad. Le encantaba porque tenía un bolsillo por fuera, con una cremallera. Y la mochila se rompió. Quería que yo le hiciera una mochila igual que esa.
Pero luego, claro, es que las telas son tan bonitas, y cómo las usa mucho… Que al final fueron unas cuantas. Con medio metro de tela, me da para una mochila y un portabocatas. Los cordones, casi siempre reutilizados de mochilas rotas (nunca tiro los cordones…). Éste ha sido el resultado de la “operación mochila”.





Y claro, de tanto hacer mochilas, se me antojó una para mí:
