¡Tu carrito está actualmente vacío!
Este mueble ha dado mucho de sí, y ahora le queda mucho que dar otra vez…

Un conocido de mi madre lo iba a tirar, así que mi madre se lo quedó, y lo pintó.
Mi madre ya no lo quería, y se lo dio a mi hermana, que lo mandó a arreglar. Le quitaron la pintura, y lo oscurecieron. Le quitaron las baldas de madera, y se las pusieron de cristal. Le cambiaron los tiradores, y oscurecieron las bisagras, la cerradura y la bocallave, para que parecieran de latón como los tiradores nuevos.
Y finalmente, mi hermana ya no lo quería, y me lo dio a mi. Siempre me había gustado este mueble, y después de tantos años, al fin estaba en mis manos.

– Quité las puertas, y les quité los cuarterones (que he guardado y ya los utilizaré), para sustituirlos por tela de conejera.

– Limpié unos tiradores antiguos para sustituir los que traía (que también he guardado, por supuesto).


– Limpié las bisagras, la cerradura y la bocallave, para recuperar su color plata. Además sustituí los tornillos de estrella que encontré por tornillos planos, más adecuados a la edad del mueble.

– Limpié la tapa para recuperar su color. No lijé mucho, porque quería conservar las muescas que había ido dejando el paso del tiempo.
– Empapelé el mueble por dentro.

– Por fuera lo pinté con pintura a la tiza de @decorakel.

– Le fabriqué unas baldas de madera, y las pinté como el mueble.

– En la pintura, un decapado muy suave, para simular el desgaste natural por el paso del tiempo.

– Acabado con cera, y listo.

¡Ah!, el mueble venía sin llave, así que me llevé la cerradura al #mercadilloeljueves, y con mucha paciencia, probando todas las llaves que encontraba, encontré una llave que le iba perfecta.